domingo, 25 de octubre de 2009

Tanto peca el que mata la vaca, como el que le tiene la pata

Tanto peca el que mata la vaca, como el que le tiene la pata.


Las reses sacrificadas en los "rastros" o mataderos tradicionales son maniatadas y tiradas al piso para que al momento de su sacrificio mediante degollamiento no se golpeen y que la carne a comercializar no pierda calidad, sin embargo cuando el animal es sacrificado por abigeos, los delincuentes, por lo general, no tienen tiempo de maniatarlo y deben sostenerle fuertemente las extremidades mientras el animal muere. El refrán se sustenta en este acto, tan ilícito como punible, enunciando que sin importar el grado de participación en el evento a sancionar todos los involucrados deben ser sujetos de similar pena.

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