martes, 29 de septiembre de 2009

El amor es ciego

"El amor es ciego"
Este refrán que manejamos los nicas, en realidad de origen tan antiguo como de empleo universal, es descrito por Sancho Panza, en el capítulo XIX de la segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de la siguiente manera: "...el amor, según yo he oído decir, mira con unos anteojos, que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza riqueza y a las lagañas perlas." Y la verdad es que, siguiendo el axioma, hombres y mujeres han regido de esa manera parte importante de su conducta a través de los siglos.
Es hasta muy reciente que la ciencia ha logrado desentrañar, al menos parcialmente, la causa de este accionar: Los sentimientos generados por el amor, tanto maternal como romántico, inciden en determinadas regiones del cerebro suprimiendo la producción de una neurona asociada a los procesos de crítica social y emociones negativas hacia las personas amadas. De esta manera, los seres humanos al amar perdemos la capacidad de juzgar con imparcialidad los actos del ser amado así como la capacidad para valorar cualquier prueba relacionada con lo inapropiado de su conducta.
Sin embargo, el hecho de que la ciencia haya encontrado una explicación parcial para la causa que sustenta el refrán no implica que los seres humanos, incluidos los nicas, dejaremos de comportandonos como ciegos cuando amamos.

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