domingo, 25 de octubre de 2009

Tanto peca el que mata la vaca, como el que le tiene la pata

Tanto peca el que mata la vaca, como el que le tiene la pata.


Las reses sacrificadas en los "rastros" o mataderos tradicionales son maniatadas y tiradas al piso para que al momento de su sacrificio mediante degollamiento no se golpeen y que la carne a comercializar no pierda calidad, sin embargo cuando el animal es sacrificado por abigeos, los delincuentes, por lo general, no tienen tiempo de maniatarlo y deben sostenerle fuertemente las extremidades mientras el animal muere. El refrán se sustenta en este acto, tan ilícito como punible, enunciando que sin importar el grado de participación en el evento a sancionar todos los involucrados deben ser sujetos de similar pena.

viernes, 9 de octubre de 2009

Esta mula es mi macho y en ella me monto.


Esta mula es mi macho y en ella me monto.


Este refrán se destaca en el refranero nica por su carácter meramente criollo y se utiliza para manifestar total intransigencia aún en contra de evidencias que indiquen claramente un error manifiesto. Para ello se vale de dos figuras animales: el macho y la mula, los que son híbridos con características muy diferenciadas, basta decir que son de diferentes sexos.
Pues bien, la inventiva popular narra que a cierto político criollo pueblerino, de esos tan brutos como serviles, se le desapareció un macho de su propiedad y buscándolo, con el apoyo del garand de un guardita tan falto de seso como el político, se toparon con un montado sobre un animal de color similar al desaparecido. El político exigía al montado le entregase la bestia pues, aducía, era la que él buscaba, pero el montado refutaba tenazmente que eso no era posible pues él iba montando una mula y lo que buscaban era un macho. Agobiado por la argumentación, se dice, el político espetó la expresión que pasó a establecerse como refrán dado que sustentó el hecho de que el "personaje" que buscaba un macho terminará montado en una mula, que el montado siguiese su ruta a pie y sin opción de presentar queja y que el guardita quedara "planchado" con el político.

lunes, 5 de octubre de 2009

Al bote y al miado

"Al bote y al miado"


Aunque algunos autores lo emplean a la inversa, o sea "Al miado y al bote", tal como Salomón de la Selva (1893-1959), que en su novela "La guerra de Sandino o pueblo desnudo", escrita 1935 pero publicada postumamente hasta en 1985, en un dialogo entre Tata Cura y Peño -sandinista encubierto- quien le exigía protestara por que los interventores norteamericanos abrevaban sus mulas en el pozo comunal, refiere:

¡Déjese de hijo, padre! Usted sabe que a las mulas [los yankees] les dan de beber en la pila de la plaza.
-Si, hijo.
-Pues usted sabe que es allí mismo onde la gente saca su agua de beber
-Ya te entiendo. Pero que puedo hacer? Aquí me ves, en la calle yo también. Estos gringos son protestantes, y me venís a decir que Sandino anda con mexicanos. A yo que soy cura pecador, que camino me queda? Expiar mis culpas. Si me quedo, reviento, que estos machos me llevan al mear y al bote [negrillas son mías]. Si me voy onde Sandino me lleva candinga.


De cualquier manera, creo, sin temor a estar errado, que el réfran se derivó de las reglas del juego infantil conocido como "trompo" donde "bote" es el impacto directo de un trompo activo sobre otro pasivo, mientras "miado" corresponde al roce una vez que está bailando y con el refrán los nicas identificamos una situación en la que luego de sufrir una afectación severa se presenta su continuidad de manera incansable.






El muerto al hoyo, el vivo al bollo

El muerto al hoyo, el vivo al bollo

Refrán con que los nicas aconsejamos que mientras se disponga de vida y salud se deben aprovechar las oportunidades y disfrutar al máximo de los placeres terrenales. En la estructura del refrán "hoyo" es sinónimo de fosa o tumba sin utilizar aún, "vivo" no tiene nada que ver con vivían o lépero, si no que define la condición de gozar de vida y buena salud y "bollo" identifica la pieza de pan simple de forma romboidal con la que, en la vida rural, se acostumbraba desayunar acompañándola de su respectivo "guacal" de café negro.


Generalmente el refrán se utiliza en sentido figurado y una de las pocas situaciones en la que encuentra aplicación literal es en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, primera parte, capítulo XIX, cuando Sancho Panza, aconsejando a su señor, luego que este vapuleó y desbandó a los religiosos miembros de un cortejo fúnebre y habiendo quedado tirado en el suelo el cadáver, recurre al refrán: "Váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza" para recomendarle abandonar el lugar y el cadáver y retirarse a disfrutar de los alimentos "recuperados" a los desbandados miembros del cortejo.


sábado, 3 de octubre de 2009

!Esta¡, Dijo Mena

¡Esta!, dijo Mena

Se pierde en el tiempo el origen del acto mediante el cual, acompañado del gesto de la guatuza, la simple expresión "¡Esta!" la establecimos los nicas como sinónimo de rechazo contundente, pero lo que sí es fácil de aclarar es cómo y cuando se transformó en refrán al agregarle "dijo Mena". Y el cuento de quien resulta ser el Mena, y cómo vio incorporado su apellido a la estructura del refrán para reforzar su significado de rechazo contundente, es el siguiente:


El 8 de mayo de 1911 el presidente de Nicaragua, General Juan J. Estrada, renunció a su cargo debido, entre otros factores, a la rebelión de su Ministro de la Guerra General Luís Mena, asumiendo, con bendición de los gringos, su entonces vice, el conservador Adolfo Díaz. Esto incomodó aún más a Mena, pues veía desvanecida la posibilidad de llegar a ser presidente de la nación por lo que, instigado por liberales, conspiró contra su nuevo jefe y correligionario preparando un "lomazo" o golpe de estado. Sobre el estado de las cosas en ese momento dice el también conservador General Emiliano Chamorro, en la página 199 de su Autobiografía, que: "todas las ventajas estaban de parte del General que como Ministro de la Guerra había minado el país con una organización casi personal... la distribución de los materiales de guerra los había hecho calculadamente, encontrándose por eso la mayor parte del armamento en el Cuartel de San Francisco, en la Ciudad de Granada, el que había puesto bajo la comandancia del General Daniel Mena, hijo del mismo General Mena."


Por ser un gran obstáculo el que la custodia de la Loma Presidencial estaba a cargo del General Roberto Hurtado, hombre fiel al presidente Díaz, Mena trató de reemplazarle su guarnición con 200 nandaimeños menistas lo que devino en que el Presidente le removiera de su cargo lo cual aparentemente aceptó por ser decisión avalada por la embajada americana, pero lo que en realidad hizo fue retirarse a Granada y levantar en armas un ejercito libero-conservador cuya jefatura recayó en el general liberal jinotegano, recién llegado del exilio, Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez.

Tras un fallido intento por tomar Managua, Mena se vio afectado de salud quedando "tullido" en Granada y Zeledón reconcentrado en Masaya, lugares donde el 24 de septiembre de 1912 los sorprendió un ultimátum de las tropas norteamericanas interventoras en Nicaragua pidiéndoles la rendición de las dos plazas: Masaya y Granada. A sabiendas que el General Zeledón estaba decidido a pelear hasta morir, Mena dijo "Esta!", y las respuestas fueron disímiles: Mena se rindió sin que le intimidaran dos veces, pasando al exilio forzado en Panamá, mientras Zeledón, después de redactar una memorable carta testamento, caía abatido en La Barranca, Masaya, el 4 de octubre del mismo año, fecha en que cumplía 33 años de edad.

Años más tarde Mena retornó al país y dice Don Carlos Cuadra Pasos, en sus Obras, pág. 432, que al "...regresar a su patria, vino con la salud recuperada y su inteligencia más despierta por la triste experiencia que había sufrido. Curado de la parálisis, causa de la pérdida de la guerra, curado de la ambición presidencial, causa original de la misma guerra."

Como se verá, por el acto de haber dicho: "Esta!" el pueblo incorporó el apellido mencionado a la expresión, transformándola así en el refrán que utilizamos para manifestar rechazo contundente a una propuesta o alternativa considerada poco conveniente.

Unos a la bulla, otros a la cabuya

Unos a la bulla, otros a la cabuya


Refrán con que los nicas identificamos una situación en la que el "relajo", caos o "samotana" es aprovechado por algún o algunos vivianes quien o quienes se lucran de ella. Pero, alguna vez se ha preguntado el porqué de la estructura misma del refrán?.

Pues bien, para el nica, "bulla" es un evento en que se celebran actos que se suponen son de única ocurrencia en la vida, tales como: el bautizo de un hijo, el casamiento de una pareja, la primera comunión de un jovencito, entre otras razones de celebración intrafamiliar, que comunmente incluye a compadres, comadres y allegados. Generalmente conlleva implícito el "toque" musical y la "comilona", así como el consumo generoso de bebidas espirituosas y, por supuesto, el baile "levanta polvo o arrancamonte". Por otro lado, "cabuya" identifica al mecatito elaborado en base a fibras naturales que fue muy popular antes de la aparición del polipropileno.

En la Nicaragua colonial llegó a ser frecuente que a la ocurrencia de un evento de los mencionados anteriormente el ganado mayor, que representaba uno de los activos más importantes del capital familiar, quedaba en el corral o en el potrero bajo escaza, sino nula, vigilancia o supervisión, y esto era aprovechado por los vivianes que, sacando su mecatito de "cabuya", lograban un lucro ilícito mediante la práctica del abigeato. Lo anterior permitió que el refrán llegase a establecerse como una severa advertencia para los celebrantes, generalizando posteriormente su aplicación a cualquier evento que motive o provoque distracción. Los mexicanos para condiciones similares establecieron el refrán: "Unos a la fiesta y otros a la busca."